José Miguel Benavente

Discursos y nuevas instituciones

En el reciente discurso presidencial se sugirió la creación de varias instituciones en...

Por: José Miguel Benavente | Publicado: Miércoles 25 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.
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En el reciente discurso presidencial se sugirió la creación de varias instituciones en el gobierno. Un Ministerio de la Cultura, una Subsecretaría de Educación Superior como también agregarle un nuevo apellido al Ministerio de Justicia. Pero, para qué se crean todas estas instituciones. La respuesta es obvia. Para hacer más visible un tema o problema y al darle mayor estatura institucional, se lograría dar la sensación de relevancia, mayores recursos, mayor interés político o una combinación de éstos. Más allá de estar o no de acuerdo con estas propuestas, quisiera traer a la discusión tres ámbitos o filtros que nos permitan evaluar las nuevas propuestas institucionales.



El primero tiene que ver con la inconsistencia dinámica. Este termino se refiere a aquella situación donde la autoridad de turno tiene la tentación de tomar decisiones que claramente le pueden redituar beneficios políticos en el corto plazo pero que lo hace a costa de otro tipo de acciones cuyos costos se expresan en el presente aunque los beneficios se vislumbran mas allá del período en el poder. Una institucionalidad que vele por que ello se reduzca -Banco Central independiente, superintendencias autónomas, Consejo de Alta Dirección Pública, permite que las acciones que tienen un período de maduración mayor puedan ser evaluados en su mérito y apoyados aunque la autoridad de turno no le parezca conveniente. La gran crítica a los Corema, particularmente de la Región de Aysén, es que dicha institucionalidad no está inmune a la inconsistencia dinámica.

El segundo punto tiene que ver con la captura. La razón de ser de muchas instituciones es apoyar a algunos segmentos particulares de la sociedad como las empresas de menor tamaño, los científicos, algunos sectores productivos, los exportadores, por mencionar algunos. La lista es muy larga e incluye a las universidades, a los artistas y aquellos cuyos derechos han sido atropellados. Obviamente los argumentos para su apoyo son muy claros y justificados. Lo que no es obvio es que una vez solucionados los problemas, la presión de grupos de interés hará muy difícil que la autoridad respectiva deje de entregar el apoyo. La autoridad estaría en consecuencia, capturada. La receta ideal para evitar que ello ocurra es separar aquella parte de la institucionalidad que diseña los apoyos de aquella que los implementa o ejecuta.

El tercer ámbito es lo que se conoce como el problema de agencia. Y ocurre cuando los intereses de los ejecutores difieren con los intereses de sus jefes. Con la salvedad que los ejecutores conocen mucho mejor los problemas y poseen mas información respecto a las soluciones respecto a sus superiores. Así, de no haber una dependencia jerárquica clara entre la autoridad y los que ejecutan, nadie se responsabiliza cuando la cosas no funcionan. La frase del “comprahuevos” es la expresión visible del problema de agencia.

Pues bien, con estos tres elementos a la mano, lo invito a evaluar las propuestas institucionales del pasado 21 de mayo. Y si el tema le interesa, puede continuar revisando otras instituciones ya existentes en nuestro país. Eso sí, sin llorar.

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